
No conozco padres que estén de acuerdo con que sus hijos jueguen con los videojuegos, pero es un "mal" aceptado y asumido por todos.
La queja más importante es la violencia gratuita que aparece en muchos de ellos y que se piensa que puede afectar a la expresión de la violencia en la vida real, el sexismo, la visión estereotipada de la mujer, el aislamiento y la adicción como problemas fundamentales.
El problema de los padres es el atractivo que tiene para los niños y adolescentes que viene determinado porque representan un reto continuo para los usuarios y una intensa implicación emocional, en un soporte de fácil manejo y muy atractivo en su presentación, en cuanto a colores, dibujos, etc. El jugador siempre se implica y se ve obligado a tomar decisiones y ejecutar acciones motoras; por otra parte, se suele conseguir el objetivo perseguido, lo que hace subir de nivel y la dificultad. Esto supone para el jugador una recompensa constante en el juego por su “buen hacer” y, de ahí, un aumento en su autoestima. Además, ofrecen el aliciente de controlar las acciones de personajes fantásticos proporcionando distracción y diversión.
Así se produce el tira y afloja entre los padres y sus hijos; un gran deseo por jugar de los niños y bastante temor por parte de los padres, que no saben hasta que punto va a perjudicarles el videojuego.
Para tranquilidad de mayores y pequeños los estudios realizados no han encontrado una relación directa y unívoca sobre ese efecto pernicioso; si bien es verdad, que debemos tener un control y saber a lo que nuestros hijos están jugando y si es apropiado para ellos; ya que los juegos con excesiva violencia existen.
Gracias a las presiones por parte de la sociedad, se creó una clasificación PEGI donde ayuda a tener una idea de qué tipo de juego es, para qué edad, etc, etc.

Existen muchos mitos y también se han generalizado muchos problemas en una relación de causa y efecto que la realidad ha demostrado que no existe. Sin embargo, son elementos tan extendidos socialmente que requieren formación e información por parte de todos, y enseñar un consumo responsable, con valores sino queremos encontrarnos con problemas desagradables; puesto que fuera de casa también se puede jugar.
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